La herida raíz, la herida del alma es la herida de separación.

El alma se separa de la Fuente primordial de amor.

Cada ser humano nace  completo, con su niño, padre y madre internos divinos, hasta que encarna y comienza el juego de la ilusión. Así es cómo comienza a proyectar a ese niño, a esa madre y a ese padre en su experiencia humana.

No hay nada afuera todo está dentro tuyo.

El cuerpo y el alma cargan memorias que son parte de tu experiencia humana; lo único que es eterno es el espíritu, el aliento de vida, que se fractalizó y eligió un alma para atravesar todos los tiempos y espacios.  Ese Espíritu es un “pedacito de Dios”. Sanar las memorias celulares, las memorias del alma y las heridas del alma es tan solo para liberar al Espíritu y regresar a la Fuente, a Casa.

Al encarnar comienza la distorsión que proviene de creerte o sentirte separado de todo. En cada encarnación nos separamos tantas veces en busca del amor lo cual es todo una paradoja ya que el camino de regreso a casa es la Unificación.

La duda te lleva a caer; la caída te lleva a la separación; la unificación se alcanza solo con la entrega, la rendición, la vulnerabilidad, la verdad.

Está separación y el olvido de nuestro origen crea una herida profunda en el alma que en la experiencia humana se expresa a través de 5 heridas específicas.

Estás 5 heridas se despliegan en nuestros primeros años de vida y cada una de ellas contiene una frecuencia, una creencia, una emoción, un arquetipo y un mantra.

• ABANDONO
• RECHAZO
• INJUSTICIA
• TRAICIÓN
• HUMILLACIÓN

El mejor estado para alcanzar la unificación es la relajación profunda, un estado de meditación profunda te permite unificar todas tus partes.

Es un encuentro completamente energético para acceder a tu alma y sanar las heridas de tu niña/o interior.

Sintonizamos con nuestro niño interno que se encuentra anclado en nuestra biología.

Vamos a destrabar bloqueos energéticos y emocionales.

Te guiaré en una activación de energía en la que atravesaremos cada una de las 5 heridas.

Y accederemos al YO SOY donde habita tu niño de luz, tu niña mágica.